Concédese que, por lo común, es vicio del estilo la introducción de voces nuevas o extrañas en el idioma propio. Pero ¿por qué? Porque hay muy pocas manos que tengan la destreza necesaria para hacer esa mezcla. Es menester para ello un tino sutil, un discernimiento delicado. Supongo que no ha de haber afectación, que no ha de haber exceso. Supongo también que es lícito el uso de voz de idioma extraño, cuando no hay equivalente en el propio; de modo que, aunque se pueda explicar lo mismo con el complejo de dos o tres voces domésticas, es mejor hacerlo con una sola, venga de donde viniere. Por este motivo, en menos de un siglo se han añadido más de mil voces latinas a la lengua francesa y otras tantas, y muchas más, entre latinas y francesas, a la castellana. Yo me atrevo a señalar en nuestro nuevo diccionario más de dos mil de las cuales ninguna se hallará en los autores españoles que escribieron antes de empezar el pasado siglo. Si tantas adiciones hasta ahora fueron lícitas, ¿por qué no lo serán otras ahora? Pensar que ya la lengua castellana u otra alguna del mundo tiene toda la extensión posible o necesaria, sólo cabe en quien ignora que es inmensa la amplitud de las ideas, para cuya expresión se requieren distintas voces.Los que a todas las peregrinas niegan la entrada en nuestra locución, llaman a esta austeridad pureza de la lengua castellana. Es cosa vulgarísima nombrar las cosas como lo ha menester el capricho, el error o la pasión. ¡Pureza! Antes se deberá llamar pobreza, desnudez, miseria, sequedad. He visto autores franceses de muy buen juicio que con irrisión llaman puristas a los que son rígidos en esta materia, especie de secta en línea de estilo, como la hay de puritanos en punto de religión.No hay idioma alguno que no necesite del subsidio de otros, porque ninguno tiene voces para todo.
Un lugar común de los estudiantes de Literatura española donde publicamos una antología de textos seleccionados por nosotros mismos con el fin de aprender a conocernos mejor a través de las ideas y sentimientos de los más variados personajes que pueblan nuestro universo literario.
domingo, 29 de septiembre de 2013
Benito Jerónimo Feijoo y Montenegro, fray (Casdemiro, Orense, 1676-Oviedo, 1764)[esp], _Cartas eruditas y curiosas_ (1741-1760), -«Concédese que[…]voces para todo»
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