Tañen allí las campanas en San Pedro
con clamor.
Escúchanse por Castilla voces diciendo el pregón:
cómo se va de la tierra nuestro Cid Campeador.
Los unos dejan sus casa; otros, bienes y favor.
En este día tan sólo en el puente de Arlanzón
ciento quince caballeros júntanse, y con viva voz
todos piden y preguntan por el Cid Campeador.
Allí Martín Antolínez a todos los recogió.
Vanse todos a San Pedro, donde está el que bien nació. [...]
Seis días de los del plazo se les han
pasado ya;
sólo tres quedan al Cid, sabed, que ninguno más.
Y mandó el Rey don Alfonso a nuestro Cid vigilar;
que si después de aquel plazo lo consiguen apresar
ni por oro ni por plata, que no podrían escapar.
El día se va acabando la noche se quiere entrar.
El Cid a sus caballeros los mandó a todos juntar:
—Oíd, varones, lo que digo no os dé por ello pesar.
Aunque es poco lo que traigo, vuestra parte os quiero dar.
Mostraos aquí diligentes, haced lo que es de esperar.
Mañana, a primera hora, cuando esté el día al llegar,
sin que nadie se retrase todos mandáis ensillar.
A maitines en San Pedro tocará este buen Abad.
La misa dará por todos, de la Santa Trinidad.
Una vez la misa dicha, enseguida a cabalgar,
pues el plazo se termina, y queda mucho que andar.
Tal como lo mandó el Cid, dicen que todos lo harán.
La noche ya va pasando, la mañana va a apuntar.
Antes que la noche acabe ya comienza a ensillar.
Las campanas con gran prisa a maitines tocan ya.
Nuestro Cid y su mujer, los dos a la iglesia van.
Echóse doña Jimena en las gradas del altar
y allí ruega al Creador, cuanto mejor sabe orar,
que al Cid, el Campeador, lo libre de todo mal.[...]
Rezadas las oraciones, las misa vino a acabar.
Ya salieron de la iglesia; pronto van a cabalgar.
El Cid a doña Jimena allí la quiere abrazar,
y doña Jimena al Cid la mano le va a besar,
El Cid a sus hijas niñas no se cansa de mirar.[...]
Lloran todos con gran pena, como nunca se vio tal.
Nuestro Cid con sus vasallos ya principia a cabalgar;
esperando a que se junten, la cabeza vuelve atrás.[...]
Allí soltaron las riendas y comenzó a cabalgar,
que pronto se acaba el plazo en que el reino han de dejar.
(ANÓNIMO: Cantar de Mio Cid)
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