A la sombra holgandod’un alto pino o robreo d’alguna robusta y verde encina,el ganado contandode su manada pobreque en la verde selva s’avecina,plata cendrada y finay oro luciente y purobajo y vil le parece,y tanto lo aborreceque aun no piensa que dello está seguro,y como está en su seso,rehúye la cerviz del grave peso.Convida a un dulce sueñoaquel manso rüidodel agua que la clara fuente envía,y las aves sin dueño,con canto no aprendido,hinchen el aire de dulce armonía.Háceles compañía,a la sombra volandoy entre varios oloresgustando tiernas flores,la solícita abeja susurrando;los árboles, el vientoal sueño ayudan con su movimiento,
(VEGA,
Garcilaso de la: Égloga II [frag.])
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