jueves, 2 de octubre de 2014

Francisco de Quevedo y Villegas (1580-1645)[esp], _Soneto_, «Amante ausente del sujeto amado después de larga navegación»


    Fuego a quien tanto mar ha respetado
y que, en desprecio de las ondas frías,
pasó abrigado en en las entrañas mías,
después de haber mis ojos navegado,
   
     merece ser al cielo trasladado,
nuevo esfuerzo del sol y de los días;
y entre las siempre amantes jerarquías,
en el pueblo de luz, arder clavado.
 
     Dividir y apartar puede el camino;
mas cualquier paso del perdido amante
es quilate al amor puro y divino.
 
     Yo dejo la alma atrás; llevo adelante,
desierto y solo, el cuerpo peregrino,
y a mí no traigo cosa semejante.


(QUEVEDO, Francisco de: Soneto, Amante ausente del sujeto amado después de larga navegación”)


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