lunes, 2 de marzo de 2015

Francisco de Quevedo y Villegas (1580-1645)[esp], _Soneto_, «En los claustros del alma la herida…»

     En los claustros de l'alma la herida
yace callada; mas consume, hambrienta,
la vida, que en mis venas alimenta
llama por las medulas extendida.
 
     Bebe el ardor, hidrópica, mi vida,
que ya, ceniza amante y macilenta,
cadáver del incendio hermoso, ostenta
su luz en humo y noche fallecida.
 
     La gente esquivo y me es horror el día;
dilato en largas voces negro llanto,
que a sordo mar mi ardiente pena envía.
 
     A los suspiros di la voz del canto;
la confusión inunda l'alma mía;
mi corazón es reino del espanto.


No hay comentarios:

Publicar un comentario