En los claustros de l'alma la heridayace callada; mas consume, hambrienta,la vida, que en mis venas alimentallama por las medulas extendida.
Bebe el ardor, hidrópica, mi vida,que ya, ceniza amante y macilenta,cadáver del incendio hermoso, ostentasu luz en humo y noche fallecida.
La gente esquivo y me es horror el día;dilato en largas voces negro llanto,que a sordo mar mi ardiente pena envía.
A los suspiros di la voz del canto;la confusión inunda l'alma mía;mi corazón es reino del espanto.
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