Mandome, ¡ay Fabio!, que la amase Flora,y que no la quisiese; y mi cuidado,obediente y confuso y mancillado,sin desearla, su belleza adora.
Lo que el humano afecto siente y llora,goza el entendimiento, amarteladodel espíritu eterno, encarceladoen el claustro mortal que le atesora.
Amar es conocer virtud ardiente;querer es voluntad interesada,grosera y descortés caducamente.
El cuerpo es tierra, y lo será, y fue nada;de Dios procede a eternidad la mente:eterno amante soy de eterna amada.
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