Una noche de verano—estaba abierto el balcóny la puerta de mi casa—la muerte en mi casa entró.Se fue acercando a su lecho—ni siquiera me miró—,con unos dedos muy finos,algo muy tenue rompió.Silenciosa y sin mirarme,la muerte otra vez pasódelante de mí. ¿Qué has hecho?La muerte no respondió.Mi niña quedó tranquila,dolido mi corazón,¡Ay, lo que la muerte ha roto
era un hilo entre los dos!
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