Solos,
reconfortados por la luna,
convencidos de nuevo de que nada
de lo que tú y yo ahora nos estamos diciendo
podría ser comprensible,
recorremos las calles,
cruzamos los umbrales, rebasamos los puentes.
Perseguimos a oscuras el rastro de una vida
que en mitad de la nuestra
se ha vuelto indiscernible.
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