[SEGUNDA PARTE, ACTO III, ESCENA 2]
ESTATUA.- Don Juan,un punto de contriciónda a un alma la salvacióny ese punto aún te lo dan.DON JUAN.- ¡Imposible! ¡En un momentoborrar treinta años malditosde crímenes y delitos!ESTATUA.- Aprovéchale con tiento.(Tocan a muerto.)porque el plazo va a expirar,y las campanas doblandopor ti están, y están cavandola fosa en que te han de echar.
(Se oye a lo lejos el oficio de difuntos. Se ve pasar por la izquierda luz de difuntos.)
DON JUAN.- ¿Con que por mí doblan?ESTATUA.- Sí.DON JUAN.- ¿Y esos cantos funerales?ESTATUA.- Los salmos penitencialesque están cantando por ti.
(Se ve pasar por la izquierda luz de hachones, y rezan dentro.)
DON JUAN.- ¿Y aquel entierro que pasa?ESTATUA.- Es el tuyo.DON JUAN.- ¡Muerto yo!ESTATUA.- El capitán te matóa la puerta de tu casa.DON JUAN.- Tarde luz de la fepenetra en mi corazónpues crímenes mi razóna su luz tan sólo ve.Los ve… y con horrible afán,porque al ver su multitud,ve a Dios en su plenitudde su ira contra don Juan.¡Ah! Por doquiera que fuila razón atropellé,la virtud escarnecíy a la justicia burlé.Y emponzoñé cuanto vi,y a las cabañas bajé,y a los palacios subí,y los claustros escaléy pues tal mi vida fue,no, no hay perdón para mí[…]ESTATUA.- Ahora, don Juan,pues desperdicias tambiénel momento que te dan,conmigo al infierno ven.DON JUAN.- ¡Aparta, piedra fingida!Suelta, suéltame esa mano,que aún queda el último granoen el reló de mi vida.Suéltala, que si es verdadque un punto de contriciónda a un alma la salvaciónde toda la eternidad,yo, Santo Dios, creo en Ti;si es mi maldad inaudita,tu piedad es infinita…¡Señor, ten piedad de mí!ESTATUA.- Ya es tarde.
(DON JUAN se hinca de rodillas, tendiendo al cielo la mano que le deja libre la estatua. Las sombras, esqueletos, etc., van a abalanzarse sobre él, en cuyo momento se abre la tumba de doña Inés y aparece ésta. DOÑA INÉS toma la mano que don Juan tiende al cielo.)
[ESCENA TERCERA]
DOÑA INÉS.- No; heme ya aquí,don Juan; mi mano aseguraesta mano que a la alturatendió tu contrito afán,y Dios perdona, don Juanal pie de mi sepultura.DON JUAN.- ¡Dios clemente! ¡Doña Inés!DOÑA INÉS.- Fantasmas, desvaneceos;su fe nos salva…; volveosa vuestros sepulcros, pues.La voluntad de Dios es;de mi alma con la amargurapurifiqué un alma impura,y Dios concedió a mi afánla salvación de don Juanal pie de la sepultura.DON JUAN.- ¡Inés de mi corazón!DOÑA INÉS.- Yo mi alma he dado por ti,y Dios te otorga por mítu dudosa salvación.Misterio es que en comprensiónno cabe de criatura,y sólo en vida más puralos justos comprenderánque el amor salvó a don Juanal pie de la sepultura. […]
[ESCENA ÚLTIMA]DON JUAN.- ¡Clemente Dios, gloria a Ti!Mañana a los sevillanosaterrará el creer que a manosde mis víctimas caí.Mas es justo; quede aquíal universo notorioque, pues me abre el purgatorioun punto de penitencia,es el dios de la clemenciael Dios de don Juan Tenorio.
(Cae DON JUAN a los pies de doña Inés, y mueren ambos. De sus bocas salen sus almas, representadas en dos brillantes llamas, que se pierden en el espacio al son de la música. Cae el telón.)
(ZORRILLA, José: Don Juan Tenorio)
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