¡Ay, mísero de mí, y ay, infelice!Apurar cielos pretendo,
ya que me tratáis así,
qué delito cometí
contra vosotros naciendo;
aunque sí nací, ya entiendo
qué delito he cometido:
bastante causa ha tenido
vuestra justicia y rigor,
pues el delito mayor
del hombre es haber nacido.
Sólo quisiera saberpara apurar mis desvelos(dejando a una parte, cielos,el delito de nacer),qué más os pude ofenderpara castigarme más.
¿No nacieron los demás?Pues si los demás nacieron,¿qué privilegios tuvieronque yo no gocé jamás?
(CALDERÓN de la BARCA, Pedro: La vida es sueño, Acto I)
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