Fablava otra vez el conde Lucanor con Patronio,
su consejero, e dizíale:
-Patronio, un omne vino a mí e
díxome muy grand fecho e dame a entender que sería muy grand mi pro; pero dízeme
que lo non sepa omne del mundo por mucho que yo en él fíe; e tanto me encaresçe
que guarde esta proridat fasta que dize que si a omne del mundo lo digo, que
toda mi fazienda e aun la mi vida es en grand periglo. E porque yo sé que omne
non vos podría dezir cosa que vos non entendades, si se dize por vien o por
algún engaño, ruégovos que me digades lo que vos paresçe en esto.
Señor conde Lucanor -dixo
Patronio-, para que vos entendades ,al mio cuidar, lo que vos más cumple de
fazer en esto, plazerme la que sopiéses lo que contesçió a un rey con tres
omnes burladores que vinieron a él.
El conde le preguntó cómo
fuera aquello.
-Señor conde- dixo Patronio-,
tres omnes burladores vinieron a un rey e dixieronle que eran muy buenos
maestros del fazer paños,e señaladamente que fazían un paño que todo omne que
fuesse fijo daquel padre que todos dizían, que vería el paño; mas que non
fuesse fijo daquel padre que él tenía e que las gentes dizían, que non podría
ver el paño.
Al rey plogo desto mucho, teniendo
que por aquel paño podría saber quáles omnes de su regno eran fijos de aquellos
que devían seer sus padres o quáles non, e que por esta manera podría
acresçentar mucho lo suyo; ca los moros non heredan, cosa de su padre si non
son verdaderamente sus fijos. E para esto mandóles dar un palaçío en que
fiziessen aquel paño.
E ellos dixiéronle que porque
viesse que non le querían engañar, que les mandasse cerrar en aquel palaçio
fasta que el paño fuesse fecho. Desto plogo mucho al rey. E desque ovieron
tomado para fazer el paño mucho oro e plata e seda e muy grand aver, para que
lo fiziessen, entraron en aquel palaçio, e cerráronlos y.[...].
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