CRISTÓBAL.- Deme su retrato.
MADRE.- Pero firmaremos
antes el contrato.
CRISTÓBAL.- Rosita, por verte
la punta del pie
si a mí me dejaran,
veríamos a ver.
MADRE.- Le darás el pie
cuando esté contigo.
Si me das el dinero
hará lo que digo.
(Se va cantando. Música.)
VOZ DE
ROSITA.- Con el vito,
vito, vito,
con el vito que me muero,
cada hora, niño mío,
estoy más metida en fuego.
(Sale Rosita.)
ROSITA.- ¡Ay!, qué noche tan clarita vive sobre los
tejados. En esta hora los niños cuentan las estrellas y los viejos se duermen
sobre sus caballos, pero yo quisiera estar:
en el diván
con Juan,
en el colchón
con Ramón,
en el canapé
con José,
en la silla
con Medinilla,
en el suelo
con el que yo quiero,
pegada al muro
con el lindo Arturo,
y en la gran “chaise-longue”
con Juan, con José, con Medinilla,
con Arturo y con Ramón.
¡Ay!, ¡ay!, ¡ay!, ay!
Yo me quiero casar, ¿me han oído?
Yo me quiero casar
con un mocito,
con un militar,
con un arzobispo,
con un general,
con un macanudo
de macanear
y veinte mocitos
de Portugal.
(Entra.)
CRISTÓBAL.- Entonces, ¿estamos conformes?
MADRE.- Estamos.
CRISTÓBAL.- Porque si no estamos, yo tengo la cachiporra
y ya sabes lo que pasa.
(GARCÍA LORCA,
Federico: Retablillo de don Cristóbal, [frag.])
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