Yo persigo una forma que no encuentra
mi estilo,
botón de pensamiento que busca ser la
rosa;
se anuncia con un beso que en mis
labios se posa
al abrazo imposible de la Venus del
Milo.
Adornan verdes palmas el blanco
peristilo;
los astros me han predicho la visión de
la Diosa;
y en el alma reposa la luz, como reposa
el ave de la luna sobre un lago
tranquilo.
Y no hallo sino la palabra que huye,
la iniciación melódica que de la flauta
fluye
y la barca del sueña que en el espacio
boga,
y bajo la ventana de mi
Bella-Durmiente,
el sollozo continuo del chorro de la
fuente
y el cuello del gran cisne blanco que
me interroga.
(DARÍO, Rubén:
Prosas profanas)
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