La
dulce boca que a gustar convida
un
humor entre perlas distilado,
y
a no invidiar aquel licor sagrado
que
a Júpiter ministra el garzón de Ida,
amantes,
no toquéis, si queréis vida,
porque,
entre un labio y otro colorado,
Amor
está, de su veneno armado,
cual
entre flor y flor sierpe escondida.
No
os engañen las rosas que, a la aurora,
diréis
que aljofaradas y olorosas
se
le cayeron del purpúreo seno.
Manzanas
son de Tántalo, y no rosas,
que
después huyen del que incitan ahora;
y
sólo del amor queda el veneno.
(GÓNGORA, Luis de:
“Prevención ante el amor”)
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