Al otro día de mañana el sol quería apuntar
armado está Mio Cid con los hombres que tiene.
Hablaba Mio Cid como oiréis contar:
“Salgamos todos fuera, nadie se ha de quedar;
solo dos en la puerta, pues la deben guardar”
Se ponen los escudos ante los corazones,
abajan las lanzas y también los pendones,
inclinan las caras hacia los arzones:
los iban a herir con bravos corazones.
Con gritos anima el que en buena hora nació:
“¡Heridlos, caballeros, por amor de caridad!;
¡Yo soy Rodrigo Díaz el Cid Campeador de Vivar!”
Atacan por la fila donde Pero Bermúdez está;
con trescientos lanceros todos llevan pendones;
un moro cada uno mató de un solo golpe;
se revuelven y matan otros tantos traidores.
Minaya Albar Fánez mataron el caballo,
pronto lo observan los lanceros cristianos;
tiene la lanza rota y lucha espada en mano;
aunque combate a pie, buenos golpe va dando.
Lo vio Mio Cid Rodrigo Díaz el castellano,
se acercó a un aguacil que tenía un buen caballo,
le dio tal tajo en la espalda con el derecho brazo,
que en dos lo partió y así quedó en el campo.
(ANÓNIMO: Poema del Mio Cid)
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