Querido Eugenio de Andrade:
Hace tiempo que quería escribirle, las jacarandas
en flor me recordaban tácitamente que el año pasado le había hablado de ellas
en una carta. Ya su estación florida está casi pasada, pero aún quedan flores
en sus ramas, y el suelo está todo azul al pie del árbol, con las caídas.
Acabo de recibir el disco que tan gentilmente me
envía, con la grabación que ha hecho de sus poemas. Sólo he oído hasta ahora la
cara una, y espero hoy escuchar la otra; ayer estaban alrededor los nietos de
Altolaguirre, y como es natural en niños, hacían bastante ruido y estorbaban la
audición.
Los poemas están admirablemente dichos; y me
conmueve escuchar su voz así, incorpórea y llegando a mí a través de tanta
distancia. Ya sé que la voz sufre alguna deformación al grabarla; cuando yo
eschuché la mía no la reconocí, como creo que ocurre a todo el que sufre tal
experiencia.
¿Cree que la suya queda fielmente grabada?
Hace días le envié una separata del "Historial
de un libro", que apareció en el número de febrero de los Papeles de Son
Armadans. La censura no tocó algunos puntos sobre los cuales tenía recelo; ha
cortado algo, aunque no mucho.
Estoy en los acuerdos preliminares con una
editorial de Barcelona para publicar una colección de diversos estudios
literarios, Poesía y literatura. Es el único libro que me quedaba inédito.
Un abrazo.
(CERNUDA, Luis: Cartas
a Eugenio de Andrade.)
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