Bella
y más pura que el azul del cielo
con
dulces ojos lánguidos y hermosos,
donde
acaso el amor brilló entre el velo
del
pudor que lo cubre candorosos;
tímida
estrella que refleja el suelo
rayos
de luz brillantes y dudosos,
ángel
puro de amor que amor inspira,
fue
la inocente y desdichada Elvira.
Elvira,
amor del estudiante un día,
tierna
y feliz de su amante ufana,
cuando
el placer de su corazón de abría,
como
el rayo de sol rosa temprana;
del
fingido amor que la mentía,
la
miel falaz que de sus labios mana
bebe
en su ardiente sed, el pecho ajeno
de
que oculto en la miel hierve el veneno.
(ESPRONCEDA,
José de: El
estudiante de Salamanca)
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