Este del cabello cano,
como la piel del
armiño,
juntó su candor de niño
con su experiencia de
anciano;
cuando se tiene en la
mano
un libro de tal varón,
abeja es cada expresión
que, volando del papel,
deja en los labios la
miel
y pica en el corazón.
(DARÍO,
Rubén: “A campoamor”)
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