domingo, 2 de febrero de 2014

Juan Manuel. Infante de Castilla (Escalona, Toledo, 1282-Peñafiel, Valladolid, 1348 o 1349)[esp], _El conde Lucanor_, Exemplo XIII «De lo que aconteció a un hombre que cazaba perdices.»



Hablaba otra vez el conde Lucanor con Patronio, su consejero, y le dijo:
-Patronio, algunos hombres de alta condición, y otros que no lo son tanto, me hacen a veces enojos y daños en mi hacienda y en mis gentes, y cuando están ante mí, dan a entender que les pesa mucho porque lo tuvieron que haces, y que no lo hicieron sino con gran necesidad, con mucha pena y sin poder evitarlo. Porque querría saber lo que debo hacer cuando tales cosas me hicieren, os ruego que me digáis lo que pensáis de ello.
-Señor conde Lucanor - dijo Patronio-, esto que me decís que os sucede, sobre lo que me pedís consejo, parece mucho a lo que aconteció a un hombre que cazaba perdices.
El conde le rogó que le dijese cómo fuera aquello.
-Señor conde- dijo Patronio-, un hombre preparó sus redes a las perdices; y cuando las  perdices estuvieron caídas en la red, aquel que las cazaba llegó a la red en la que yacían las perdices y, conforme las iba cogiendo, las mataba y las sacaba de la red. Matando las perdices, le daba el viento en los ojos tan recio que le hacía llorar. Una de las perdices que estaba viva en la red comenzó a decir a las otras:
-Ved, amigas, lo que hace este hombre; aunque nos mata, tiene gran pena de nosotras, y por eso está llorando.
Otra perdiz que estaba allí, más sabia que ella y que con su sabiduría se guardaba de caer en la red, le respondió así:
-Amiga, mucho agradezco a Dios porque me guardó, y ruego a Dios que me guarde a mí y a todas mis amigas del que me quiere matar y hacer mal y me da a entender que le pesa mi daño.
Vos, señor conde Lucanor, guardaos siempre del que veáis que os perjudica y da a entender que le pesa aquello que hace; pero si alguno os perjudicase, no por haceros daño ni deshonra, y el perjuicio no fuera cosa que os dañe mucho, y el hombre fuera alguien de quien habéis recibido servicio o ayuda, y lo hiciera con queja o necesidad, en tales ocasiones, os aconsejo yo que cerréis los ojos, pero de manera que no lo haga tantas veces que se os siga daño y vergüenza. Si de otra manera lo hiciese, alejadlo de tal modo que vuestra hacienda y vuestra honra quede siempre guardada.
El conde tuvo por buen consejo éste que Patronio le daba, hízolo así y encontróse por ello bien.
Entendiendo don Juan que este ejemplo era muy bueno, lo mandó poner en este libro e hizo estos versos que dicen así:
Quien te hace mal mostrando gran pesar,
cuida cómo de él te puedas guardar.

(Don Juan Manuel: El conde Lucanor, Cuento XIII “De lo que aconteció a un hombre que cazaba perdices”)


No hay comentarios:

Publicar un comentario