¡Oh Teresa!¡Oh dolor! Lágrimas
mías,
¡Ah!, ¿dónde estáis que no
corréis a mares?
¿por qué, por qué como en
mejores días
No consoláis vosotras mis
pesares?
¡Oh!, los que no sabéis las
agonías
De un corazón que penas a
millares,
¡Ay!, desgarraron, y que ya no
llora,
¡Piedad tened de mi tormento
ahora!
¡Oh, dichosos mil veces, sí,
dichosos
Los que podéis llorar! Y ¡ay!,
sin ventura
De mí, que, entre suspiros
angustiosos,
Ahogar me siento en infernal
tortura!
Retuércese entre nudos
dolorosos
Mi corazón, gimiendo de
amargura...
También tu corazón hecho
pavesa,
¡Ay!, llegó a no llorar, ¡pobre
Teresa!
(José de
ESPRONCEDA: El
diablo mundo)
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